Los gobiernos locales ven en los anillos verdes una solución para mejorar la calidad de vida en las ciudades. En España, existen varios anillos verdes emblemáticos. Algunos de los más destacados son el anillo verde de Vitoria, o el de la Bahía de Santander. Infraestructuras verdes periurbanas, que fomentan la biodiversidad y la interacción de los ciudadanos con la naturaleza.
Como ya hemos comentado en alguna ocasión, las zonas periurbanas son una oportunidad para la restauración ecológica. Estos espacios entorno a las ciudades tienen un alto potencial para proporcionar servicios ecosistémicos. Esta capacidad de aportar bienes y servicios ambientales depende, en cierta medida, de la diversidad de ecosistemas que estos anillos verdes consigan albergar.
Otro aspecto atractivo de los anillos verdes es la función de corredor ecológico que puede tener para algunas especies. Sin embargo, estos anillos verdes también pueden ser una barrera dependiendo de los ecosistemas que albergan y cómo se gestionan.
Si queremos optimizar los valores y funciones ecológicas de los anillos verdes podemos recurrir a la restauración de ecosistemas. Pero ¿qué ecosistemas en concreto?¿hay vida más allá de la restauración de bosques periurbanos? Aquí te dejamos algunas ideas.

Pero primero, aclaremos conceptos: ¿qué es la restauración ecológica?
El concepto de Restauración Ecológica según la Sociedad Internacional de Restauración Ecológica (SER), es la“Actividad intencionada que inicia o acelera la recuperación de un ecosistema con respecto a su salud (funcionalidad), integridad o sostenibilidad“.
Todo proyecto de restauración ecológica que se precie cumple con 3 principios que podemos aplicar a cualquier tipo de ecosistema:
- Se basa en un ecosistema de referencia
- Prioriza la recuperación de procesos ecológicos
- Aplica modelos de gestión adaptativa
Además, la restauración ecológica no es un fin en sí misma. Al final, restauramos para mejorarle la vida a alguien (casi siempre ese “alguien” tiene dos patas). De hecho el fin de la recuperación de espacios degradados es aumentar los servicios ecosistémicos y el capital natural que estos entornos pueden proporcionar.
Por eso, en los proyectos de restauración ecológica, es importante también fijar unos objetivos claros y medibles. Donde se combinen la conservación de los recursos naturales con las expectativas que la población tiene sobre ese espacio.
Restauración ecológica de lindes, caminos y otros elementos lineales
Los anillos verdes no son sólo infraestructuras naturales sino que, normalmente, incorporan elementos orientados a la movilidad sostenible. Las sendas peatonales o carriles bici son algunas de las infraestructuras lineales que podemos encontrar.
Por eso, algunos de los ecosistemas que podemos restaurar en un anillo verde pueden asemejarse a los que restauraríamos en el entorno de una carretera. Estos espacios pueden proporcionar servicios ecosistémicos clave como la polinización.
Para restaurar este tipo de servicios ecosistémicos tenemos que prestar atención a los tipos de polinizadores que podemos encontrar en el entorno. Los hábitos y hábitats que tienen estos insectos nos darán muchas pistas sobre cómo restaurar estos ecosistemas.
Esto es especialmente importante para aquellos polinizadores con ciclos de vida complejos como el de algunas especies de mariposas. Por ejemplo, las orugas de la esfinge colibrí, se alimentan de rubiáceas. El adulto, en cambio, liba sobre Prímulas, Violas y Verbenas.
Se sabe que en entornos urbanos y periurbanos, la escasez de polinizadores se debe principalmente a la baja diversidad de especies de plantas. Por tanto, en estos espacios la restauración ecológica consiste en asegurar un manejo y gestión de la vegetación que optimice la biodiversidad local.
Restauración de humedales en el entorno de la ciudad
Los humedales naturales (y también algunos artificiales) son ecosistemas que proporcionan una gran cantidad de servicios ecosistémicos. Entre los principales están la gestión de inundaciones, la depuración del agua y del aire. Pero estos ecosistemas también tienen una importante función como hábitats para especies.
La restauración del capital natural asociada a estos ecosistemas pasa por restaurar el régimen hidrológico. Esto es, asegurar el flujo de agua al humedal en una dinámica coherente con las condiciones locales. En castellano: que el humedal tenga agua cuando corresponda según el clima.
Además de la restauración de los procesos ecológicos clave la comunicación es una cuestión fundamental. A menudo, los humedales pueden percibirse como zonas in salubres. La acumulación de agua propicia el desarrollo de insectos. Además, la llegada de agua de escorrentía cargada de nitrógeno y otros contaminantes puede generar procesos de eutrofización, malos olores, etc.
Por eso es tan importante concienciar a la población urbana local sobre el cuidado del medio ambiente antes de iniciar la restauración de estos ecosistemas. Así estaremos seguros de que los usuarios entienden el valor de ese espacio. Acabarán protegiéndolo como si fuera suyo.