La restauración de humedales es clave si queremos frenar la pérdida de biodiversidad y los efectos negativos del cambio climático. Pero antes conviene recordar ¿qué es un humedal y por qué es importante?. El dia 2 de febrero se celebra el Día Internacional de los Humedales. Este día conmemora la firma del Convenio sobre los humedales que tuvo lugar en Ramsar, Irán el mismo día de 1971. Este Convenio tiene como objetivo establecer un marco para la conservación y el uso racional de los humedales.
Hay muchos tipos de humedales según el Convenio Ramsar: marinos, estuarinos, lacustres, ribereños, palustres e incluso artificiales. Cada tipo de humedal tiene sus peculiaridades pero, en términos generales, podríamos decir que un humedal es un ecosistema:
- a medio camino entre lo acuático y lo terrestre
- donde existe una lámina de agua más o menos permanente
- a la que están vinculadas especies con adaptaciones específicas al medio acuático y/o salobre
- que es dinámico, en el tiempo y en el espacio
A pesar del área reducida que ocupan (solo un 3% de la superficie terrestre), estos ecosistemas únicos proporcionan una gran variedad de servicios ecosistémicos a nivel global. Entre ellos podemos destacar servicios de provisión, como la producción de pescado o el agua para consumo o riego. También proporcionan servicios ecosistémicos de regulación clave como la captación de carbono o la capacidad de reducir el efecto de las inundaciones. Y, por supuesto, servicios ecosistémicos culturares, relacionados con el ocio o el avistamiento de aves.

Servicios ecosistémicos en humedales: las amenazas
Sin embargo, la provisión de estos servicios ecosistémicos en humedales se ve comprometida en tanto en cuanto los humedales van desapareciendo. De todos los humedales que existían a principios del siglo XX en Norte América, Europa, Australia y China, la mitad ya ha desaparecido. Aunque las causas son diversas y afectan de manera diferencial a cada tipo de humedal, podríamos decir que existen dos grandes procesos detrás de la desaparición de los humedales: el cambio de uso del suelo y el cambio climático.
La desaparición de los humedales trae consigo la pérdida de biodiversidad. De hecho, numerosas especies de plantas, invertebrados, peces, aves, anfibios, reptiles y mamíferos (si, todos estos grupos taxonómicos!!) se perderán con los humedales. Esta alarmante pérdida de biodiversidad y de los servicios ecosistémicos que proporcionan, explica que en los últimos 20 años, solo en Estados Unidos y Canadá se hayan invertido más de 70 mil millones de dólares en la restauración de 3 millones de hectáreas de humedal.
La restauración de humedales es un proceso costoso, no sólo en dinero sino en tiempo. Se sabe que, a pesar de los grandes esfuerzos llevados a cabo en la restauración de estos ecosistemas a nivel mundial, la mayoría tarda un mínimo de 15 años en tener valores de funcionalidad similares al ecosistema de referencia. Sin embargo, existen algunas acciones que han resultado ser efectivas a la hora de restaurar humedales y queremos compartirlas con vosotros.
Restauración de humedales para mitigar el cambio climático
La restauración del componente abiótico es la clave
De las acciones que han resultado más efectivas a la hora de restaurar humedales es precisamente recuperar el régimen hidrológico de los mismos. Por tanto, eliminar las barreras que impidan la llegada (y retirada, si es preciso) de agua a los humedales es uno de los must de cara a restaurar ecosistemas. Otra acción muy efectiva es restaurar la microtopografía de los humedales. Así nos aseguramos de controlar la emisión de sedimentos y procesos de colmatación.
Más conectar y menos plantar
A pesar de que se han dedicado muchos recursos (pero muchos) en acciones de revegetación para restaurar humedales, estas no han sido muy efectivas. De hecho, se ha visto que cuando el humedal está bien conectado (con retazos de vegetación próxima, a través de comunidades que transportan los propágulos, con flujos de agua) las especies llegan en abundancia. Solo en zonas de manglar y algunos humedales muy aislados han visto que es efectivo plantar.
Mira a tu alrededor ¿qué ves?
Puede parecer obvio, pero las condiciones del entorno son determinantes a la hora de restaurar humedales y no debemos obviarlas. ¿El proceso que degrada el humedal persiste en el entorno? Entonces elimínalo primero. ¿Existen comunidades locales que creas que pueden estar en contra de la restauración? Habla con ellas. ¿La climatología local es fría, cálida? Tenlo en cuenta a la hora de interpretar tus resultados y de fijar un tiempo para conseguir tus objetivos.
La restauración de humedales no es un proceso fácil, pero existe una gran cantidad de conocimiento disponible que nos puede orientar. Solo hay que acceder a él y contar con expertos para poder aplicarlo.