Buscando lenguajes comunes
La deuda neta de capital natural es una pieza clave de la toma de decisiones en las empresas. Además, es parte de la valoración del capital natural de la que ya hemos hablado. Los ratings de inversión, el sector financiero o los consejos de administración de las empresas evalúan el riesgo de las compañías y los proyectos en términos económicos. Sin embargo, el desempeño ambiental tiene cada vez más peso en la evaluación del riego de las inversiones.
Parece obvio que los bancos, las empresas y los ecólogos no siempre hablan en el mismo idioma. Por eso, es necesario buscar un lenguaje común que consiga establecer un puente entre la medida del impacto ambiental y la contabilidad de la empresa.
En este sentido, la deuda neta de capital natural logra esta conexión. Combina el valor de la naturaleza y la pérdida de bienes y servicios ambientales en un solo concepto, fácilmente interpretable por todos. El concepto deuda neta de capital natural es muy intuitivo: se trata del capital natural que se pierde cuando se genera un cambio de uso en un territorio.
La principal ventaja del concepto de deuda neta es que puede aplicarse a todas las actividades, en todos los ecosistemas en cualquier momento. Esto es precisamente lo que lo hace potente. La deuda neta de capital natural de un campo de cultivo en el Amazonas puede compararse con la deuda que genera una carretera en Almería. El valor será distinto pero el concepto es el mismo.

¿Por qué medir la deuda neta de capital natural?
¿Por qué medir la deuda que contraemos con los ecosistemas?. Básicamente porque nos permite incluir las externalidades ambientales y sociales en la cuenta de resultados de las empresas.
Si cuantificamos y valoramos los servicios ecosistémicos de un territorio, sabemos lo que estamos perdiendo cuando se establece una nueva actividad industrial. Con ese valor económico del capital natural perdido, el responsable de la actividad puede invertir en proyectos de restauración y compensación ambiental. De este modo puede condonar su deuda con la naturaleza.
Como veis este concepto de deuda neta de capital natural no solo es útil para las empresas sino para los propios gestores del territorio. Los gobiernos podrían saber si el capital natural que pierden se compensa con la riqueza que va a generar la nueva actividad. También serían capaces de evaluar si es un riesgo que no pueden asumir.
El concepto de deuda neta de capital natural es la llave para resolver algunos problemas sociales relacionados con la degradación de los ecosistemas. De hecho, ya estamos trabajando con empresas en ver cómo incorporar la deuda de capital natural en sus estrategias corporativas. La idea es que los impactos residuales que se generan con la actividad y que no se pueden corregir o compensar, puedan ser enmendados a través de las acciones voluntarias que hace la empresa. De esta manera, la operación y valores corporativos de la compañía quedan conectados a través de una RSC eficiente.