Deconstrucción y resiliencia: eliminando obstáculos para restaurar ríos

Deconstrucción y resiliencia: eliminando obstáculos para restaurar ríos

Barreras para la restauración de ríos

Restaurar ríos es una actividad en auge si tenemos en cuenta la importancia de estos ecosistemas para la economía y el bienestar. Una cuestión clave para recuperar estos ecosistemas es eliminar barreras como las presas. En España, las presas han supuesto un motor importante de desarrollo económico generando agua disponible en embalses para regadío, abastecimiento a la población,  producción de electricidad y otros usos industriales.

Sin embargo, hoy en día la sociedad percibe de manera evidente los efectos negativos de las presas en los ecosistemas riparios. Las presas afectan a la estructura y funcionamiento de los ríos debido al efecto que tienen sobre los caudales. Muchas de ellas impiden el movimiento de los sedimentos lo que genera la regresión de los deltas y la pérdida de zonas fértiles para cultivo. Se afectan la heterogeneidad de los ecosistemas riparios, disminuyendo la calidad y disponibilidad de hábitat para un gran número de especies. Se dificultan los movimientos de  fauna y la llegada de propágulos que aseguran la regeneración de las comunidades vegetales aguas abajo. La lista es larga.

Además, la construcción de presas en nuestro país ha favorecido la ocupación de valles fluviales fértiles y el anegamiento de pequeños pueblos, a la vez que ha generado una falsa sensación de disponibilidad de recursos hídricos que ha favorecido el uso insostenible de los mismos. Asimismo, la fragmentación de los ríos sumado a la contaminación de las aguas en muchos tramos ha llevado a un deterioro de los sistemas riparios.

Deconstruir para restaurar ríos

La Directiva Marco del Agua definen el estado ecológico y químico que deben poseer los ríos en un periodo determinado. Es por esto que la restauración de ríos se ha convertido en una necesidad urgente. La recuperación de ecosistemas fluviales implica  la revisión o modificación de los obstáculos que generan una desconexión en estos sistemas.

En los últimos años, más de 50 presas se han eliminado en España. Este tipo de medidas han sido consideradas como altamente destructivas, indicando que en realidad los ríos tardan décadas en recuperarse tras la eliminación de estas barreras. No obstante, pocos años después del desmantelamiento de la infraestructura, el río recupera su capacidad de autoorganización

En este sentido, la remoción de presas se ha considerado como una herramienta muy eficiente para la restauración de ríos. Tras la desfragmentación del río, este es capaz de arrastrar rápidamente los sedimentos acumulados aguas arriba de la presa y re-distribuirlos en su curso. De esta manera, el ecosistema fluvial recupera la heterogeneidad de hábitats. Del mismo modo, se recupera la dinámica fluvial (ciclos de crecidas). Además, se favorece la conectividad longitudinal y la transversal. Esto último, conlleva la regeneración natural de las comunidades de ribera y el reciclado de nutrientes en todo el ecosistema.

En muchos casos las presas no se han mantenido adecuadamente y literalmente se derrumban. Dependiendo de la funcionalidad de las mismas, suele ser más barato demolerlas que repararlas.

Desirée Tullos, Universidad Estatal de Oregon

Restaurar ríos genera beneficios económicos

El desmantelamiento de presas también tiene beneficios económicos. En Estados Unidos ya se han demolido más de mil presas pero aún cuentan con 84.000 con más de 52 años de antigüedad, de las cuales 2.000 están consideradas como deficientes o de alto riesgo. El mantenimiento de estas infraestructuras supondría un coste de 21 billones de dólares, y la rehabilitación de todas ellas de 57 billones. Por eso el desmontaje de presas viejas o en desuso que puedan generar otro tipo de beneficios está en aumento en este país.

El coste del mantenimiento de presas en España es desconocido. Sin embargo, es evidente que existe una preocupación por el estado de estas infraestructuras y el abandono que sufren. Sería por tanto necesario analizar el estado de las presas y de los costes de demolición. En esta ecuación no podemos olvidar el valor del capital natural que podría recuperarse con el desmantelamiento y la restauración de ríos.

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