La construcción de carreteras, la construcción de una presa o la apertura de una exploración minera son actividades que tienen que pasar por procesos de evaluación ambiental. En España, tal y como se describe en la Ley 21/2013 de evaluación ambiental, estos procedimientos se establecen con el objetivo de:
- Integrar los principios ambientales en el diseño del proyecto
- Analizar y seleccionar las alternativas que resulten ambientalmente más viables
- Establecer medidas de prevención, corrección y compensación adecuadas
- Establecer las medidas de seguimiento y sanción, si corresponde
En la consecución de todos estos objetivos subyace la importancia de medir el impacto que generan estas actividades sobre los ecosistemas del territorio. Pero ¿qué es el impacto ambiental?.
Definición de impacto ambiental
En esta misma Ley, el impacto ambiental o efecto significativo sobre el medio ambiente se define como “cualquier alteración permanente o de larga duración sobre uno o varios factores que componen el medio ambiente como son la población, la salud humana, la flora, la fauna, la biodiversidad, la geodiversidad, la tierra, el suelo, el subsuelo, el aire, el agua, el clima, el cambio climático, el paisaje, los bienes materiales, incluido el patrimonio cultural, y la interacción entre todos los factores mencionados”.
Esto que parece ya de entrada complicado, se complica aún más cuando hablamos no sólo de los atributos físicos de los ecosistemas, si no de sus funciones. Por suerte, hay un concepto que nos ayuda a hacer este trabajo en modo 2X1 que es medir nuestro impacto en términos de servicios ecosistémicos o capital natural.
Los servicios ecosistémicos son la consecuencia de una estructura ecosistémica (p.e. comunidades biológicas) que desarrollan una función concreta (p.e. fijar nitrógeno) en un espacio y en un momento del tiempo concretos.
Medir el impacto en servicios ecosistémicos
Como se refleja en The Economy of Ecosystems and Biodiversity (TEEB) la estructura y función ecológicas interaccionan dando lugar a los servicios ecosistémicos. Esto es muy importante ya que las funciones ecológicas a menudo son difíciles de medir, y en muchas ocasiones la estructura (riqueza de especies o cobertura vegetal, por ejemplo) no nos da una idea de si ese ecosistema está en buen estado de conservación o no.
Medir el impacto de una actividad sobre los servicios de los ecosistemas implica, en primer lugar saber cuáles son los bienes y servicios que proporciona el entorno natural y cuales son clave para nosotros. Para refrescar tu memoria y conceptos te recomendamos que eches un ojo a nuestro artículo sobre análisis de materialidad.
A continuación medir el impacto y valorar hasta qué punto es significativo es posible siguiendo estos tres pasos.
1. Conoce los efectos de tu actividad
Si hablamos, por ejemplo, de una construcción de una infraestructura, una manera de aproximar los efectos directos de tu actividad sería saber qué espacio físico ocupa esa infraestructura sobre el territorio. Esta información es relativamente fácil de obtener a partir de los planos de la infraestructura.
Con respecto a otros efectos indirectos de la actividad como emisiones de gases de efecto invernadero como el CO2. Casi seguro que ya obtienes esta información en tu registro de huellas corporativas.
Las actividades como la minería tienen efectos directos e indirectos sobre los ecosistemas.
2. Calcula la pérdida de servicios ecosistémicos de cada efecto
Siguiendo con el caso de la infraestructura, podemos asumir que las áreas ocupadas por vías o edificios generan una pérdida del 100% de determinados servicios (los asociados con la cobertura vegetal, por ejemplo). Pero también podemos tener otras áreas que, viéndose afectadas por el proyecto no pierden del todo los servicios que proveen. Aquí tendrías que calcular qué capacidad de provisión de bienes y servicios ambientales tienen estas nuevas áreas. Además, puede ser que como consecuencia del proyecto se generen nuevas condiciones que, destinadas de la manera adecuada, puedan dar lugar a servicios nuevos en el territorio (puntos de agua, por ejemplo).
En el caso de los efectos indirectos, calcular la pérdida de servicios ecosistémicos que genera tu actividad es algo más complicado. Aquí nuestra recomendación es que eches mano de expertos o que de momentos te limites a medir los efectos directos. Eso ya sería un gran paso!!
3. Valora las consecuencias
Si has llegado al punto 2, ¡felicidades! ya puedes trabajar en medidas de reducción, corrección y compensación de tu impacto. Aquí te recomendamos que eches un ojo a qué cosas puedes hacer desde la visión de la restauración ecológica que seguro que te da muy buenos resultados.
Si has llegado hasta aquí y quieres valorar el efecto de tus impactos desde el punto de vista económico, puedes recurrir a métodos de valoración ad-hoc (modelos de transferencia de beneficios) o puedes, en un primer momento, usar bases de datos que proporcionan valores más o menos estandarizados.
¿Crees que estos pasos que te proponemos son fáciles de seguir en tu organización? ¿Te ayudamos?